El tabaco y la piel

El tabaco y la piel

El tabaco y la piel

Una vez superada la revolución hormonal de la adolescencia, las glándulas sebáceas, responsables de suministrar humedad y grasa a la piel, están en su máxima producción. Así que las células viven repletas de colágeno y elastina y tu piel parece firme y elástica. La palabra prevención cobra más sentido que nunca, puesto que de los buenos hábitos que adoptes ahora depende el futuro de tu piel. Y también es el momento perfecto para que elimines todas aquellas costumbres que aceleran prematuramente su envejecimiento.Así que deja de fumar. Ten muy presente que está en tu mano la posibilidad de acelerar o retardar las huellas del paso del tiempo. Abandona los malos hábitos y así prolongarás la juventud de tu piel.El tabaco es el caldo de cultivo prefecto para la formación de radicales libres, nada menos que 200.000 en cada bocanada. Además, bloquea la vascularización de las venas superficiales y asfixia la piel. Después de varios años como fumadora activa, ninguna crema, ni siquiera la más cara, te devolverá esa tez luminosa y fresca que tenías. Sin olvidar que, las repetidas contracciones de los músculos de la boca aceleran, en ocasiones a partir de los 30 años, la aparición de arrugas localizadas entre la base de la nariz y el labio superior, lo que se conoce como el código de barras.

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