Las soldaderas y la importancia de la mujer en la Revolución Mexicana

El papel de las Adelitas o Soldaderas en la Revolución Mexicana de 1910 se dio en diferentes campos que estaban socialmente desrinados a los hombres: desde la producción agrícola, el uso de armas de fuego y hasta el diseño de estrategias militares. Sin embargo, también desempeñaron la importante tarea matriarcal, como el cuidado de los niños de los campamentos, la provisión de alimento, etc.

Por otra parte estas mujeres se involucraron en el periodismo, la fundación de clubs femeninos, el activismo político, la literatura etc. Incluso en la revolución mexicana hubo distintos tipos de soldaderas: las que participaron directamente del combate, esposas de soldados con sus hijos para las tareas domésticas y jóvenes como esclavas de los revolucionarios.

Muchas de estas soldaderas eran indígenas, viajaban a pie y, en un país especialmente machista, eran consideradas por el ejército menos valiosas que los caballos.

Asimismo la escritora Elena Poniatowska destacó en un libro de 1999 el aporte que las mujeres hicieron al movimiento armado y aseguró que “sin las soldaderas, la revolución mexicana no existiría”.

Soldaderas en combate

Un caso particular fue el de Carmen Serdán, esposa de Francisco I. Madero -iniciador del movimiento revolucionario- quien incluso después de que su marido fuese asesinado nunca abandonó la causa, sino que se involucró todavía más. Debido a esto reunió valor y organizó una Junta Revolucionaria para combatir a Victoriano Huerta; luchó junto a Carranza y suministró artillería a los soldados. De casa de esta señora “salían enormes paquetes de pescado, cajas de zapatos, canastas de verdura que ocultaban granadas de fabricación casera, pólvora”, asegura la historiadora mexicana Carmen Ramos Escandón en su libro“Carmen Serdán, mujer de su tiempo”.

También debe recordarse a Ángela Jiménez, una experta en explosivos que siempre se jugaba la vida al manipular aquellos artilugios.

Además de Petra Herrera quien tuvo que vestirse de hombre para luchar junto al ejército de Francisco Villa. Entre las soldaderas se hizo muy famosa por hacer volar por los aires puentes. Una de sus glorias más importantes fue durante la segunda batalla de Torreón, al norte de México en 1914, en la cual apagó las luces de la ciudad para que todos pudieran entrar. Gracias a ella obtuvieron la victoria, sin embargo Villa nunca le reconoció el mérito.

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