La angustia

La angustia

La angustia

Dicen los que saben de estos asuntos que la angustia y la preocupación forman una pareja inseparable, aunque etimológicamente no tengan que ver y "pre-ocuparse" es ocuparse de algo con antelación; claro, que si de lo que hay que ocuparse con dicha antelación es de si a uno le van a despedir del trabajo, por ejemplo, ahí sí que asoman las afiladas garras de la angustia y del miedo.Angustias, así en plural, siempre parece como que se asocia más al nombre, como doña Angustias, y se imagina uno a una señora ojerosa, con el rostro desencajado, despeinada y con la mirada perdida hacia lo alto, así un poquillo hacia un lado, vamos una mirada patética como la de las santas en pleno trance de cruel martirio. Y es que la angustia es un auténtico martirio para quien la padece.También hay quien dice que la angustia es un círculo vicioso, pensar en que va a aparecer la angustia provoca su aparición: ¡Cielos, me estoy angustiando, estoy perdiendo el control! Esto puede suceder con gran rapidez, sólo se es consciente de un progresivo sentimiento de pánico, se comienza a "respirar de más", vamos, dicho médicamente, a hiperventilar, y tanto aire produce sensaciones de mareo y de vértigo, y palpitaciones.Hay quien sufre, por decirlo así, de "angustia social", y tiene miedo de cometer errores en público, o de perder el amor de alguien, o de no estar de acuerdo con los demás, etc.; otro tipo de angustia podría ser la "angustia de tipo inquietud", que sobreviene ante el incumplido deseo de que la vida sea predecible, de no tener demasiadas dificultades. No obstante, la angustia es una señal de alarma que pone en marcha los mecanismos de defensa de la personalidad ante diversas situaciones que le son agresivas.Parece ser que un cierto nivel de angustia es necesario, porque la otra cara de la angustia es el deseo, y si el sujeto tiene un nivel de angustia cero, pues también tiene un nivel de deseo cero. Parece ser que el asunto de la angustia es una cuestión de dosis; la angustia dosificada participa en la vitalidad de lo que hacemos, el la creación, en las señales de alarma, así que la angustia acaba resultando una especie de motor para la vida.Dolor y angustia tienen una función de defensa; me pregunto yo ¿se dio cuenta de esto Sartre?, cuando nos planteó la situación del hombre en el mundo, un hombre con la pasión de ser Dios pero, al que se le ha dicho que Dios es impensable e imposible, un hombre convertido en una pasión inútil sobre la tierra?

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