Sicilia

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A lo largo de la Historia Sicilia fue invadida una y otra vez. Esta isla del sur de Italia guarda aún muchos vestigios de todos aquellos pueblos que un día pasaron por ella. Es sabido que por Sicilia pasaron griegos, romanos, godos, árabes, normandos y francos, y que del siglo XIV al XVIII fue gobernada por la corona de Aragón.Se dice, posiblemente con razón, que tantos cambios de señores y tantas culturas superpuestas han moldeado el carácter de los sicilianos, en el que habita un cierto fatalismo. Pero para el viajero, que de esta complicada historia sólo percibe sus rasgos exteriores, Sicilia es una joya.Para disfrutar a fondo de Sicilia hay que recorrerla en coche. Sólo así se puede tener una visión de sus variadas costas y de las llanuras del centro de la isla, de las inacabables plantaciones de limoneros de Acireale o de los bosques y pueblos de piedra volcánica del Nbrodi.Además del famoso teatro de Taormina, pueden verse aquí los templos griegos más bonitos y completos del orbe clásico, como el de Segesta, aislado en una vaguada verde al noroeste de la isla; los de Selinunte, asomados al mar en el sur o las tres joyas dóricas del Valle de los Templos, junto a la industrial y caótica ciudad de Agrigento.De los romanos hay una obra excepcional: la villa del Casale, junto a la ciudad de Piazza Armerina, con mosaicos de diversas épocas, temas y estilos en sus suelos. La herencia normanda está presente en Palermo, pero también en Enna, Cefalú y Érice, tres poblaciones que no hay que perderse en este animado enclave mediterráneo.Una impresionante huella han dejado en la piel de la isla los siglos XVII y XVIII; son excepcionales los conjuntos barrocos de Caltanisseta, Noto, Caltagirone, Gela, Ragusa, Catania y de la bellísima Siracusa, cuajada también de restos griegos y romanos.Muy cerca de la capital, Palermo, hay que visitar dos lugares absolutamente diferentes: la grandiosa catedral de Monreale y la población de Baghera. La primera tiene su interior literalmente forrado de maravillosos mosaicos bizantinos que, al atardecer, despiden destellos provocados por los rayos laterales del sol. Baghera está en las antípodas de cualquier arrebato místico.No hay que olvidar que en Sicilia se encuentra el Etna, el volcán más alto de Europa (3.300 m) y uno de los más activos del mundo deja ver su chimenea humeante desde bastantes kilómetros a la redonda. Es un monte en forma de cono, cubierto de nieve en invierno, y en cuyo cráter puede verse y oírse el bullir de la lava incandescente. Se puede ascender en excursiones organizadas desde Catania. Oficina de Turismo de Catania, c/ Corso Italia, 302, telf.: 00 39 095 37 30 84.

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