Niños mentirosos son niños más inteligentes

Como padres, desde pequeños tratamos de enseñar a nuestros hijos a no decir mentiras, sin embargo, algunos estudios han demostrado que mentir en una señal de inteligencia.

Algunos estudios han descubierto que los niños pueden darse cuenta de las mentiras y aplicarlas desde los dos años.

Durante un experimento se les pidió a los menores mirar un juguete escondido detrás suyo, mientras el investigador se iba de la habitación con algún pretexto.

Minutos después el investigador volvía y le preguntaba al niño si había mirado o no. La mayoría de los niños veían el juguete a los pocos segundos de haberse quedado solos, mientras que una cifra significativa mentía al respecto.

Al menos un tercio de los pequeños de 2 años, la mitad de los de 3, y 80% de más de 4 años negaron su acción.

El psicólogo Michael Lewis, diseñador del experimento, descubrió que aquellos pequeños que mentían sobre haber visto el juguete tienen un coeficiente intelectual verbal mayor que el de quienes no mienten.

Otra investigación mostró que los niños que mienten tienen mejores funciones ejecutivas, es decir, facultades y habilidades que permiten controlar nuestros impulsos y mantenernos enfocados en una tarea.

Incluso descubrieron que los pequeños mentirosos son más equilibrados emocionalmente y adaptados socialmente.

Esto podría ser una gran paradoja, pues entonces ¿Cómo lograr que nuestros hijos sean más honestos?

  • Lo principal es motivarlos con incentivos, esto funciona mejor que las amenazas. Los castigos severos como los golpes tienen efectos reducidos en cuanto a disuadir la mentira, según indican los estudios. Para ello pueden utilizarse frases como “Si me dices la verdad estaré muy agradecida contigo”.
  • Algunos estudios muestran que los hijos, hasta los 16 años, son menos propensos a mentir sobre sus travesuras y las de otras personas si antes prometieron decir la verdad. Establecer un acuerdo puede lograr el cometido.
  • La clave para alentar una conducta honesta es dar mensajes positivos que enfaticen los beneficios de la honestidad en lugar de las desventajas del engaño.
  • Otros estudios han descubierto que contarles cuentos o fábulas con moralejas amenazantes no logran disuadir de mentir.
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