La dificultad del egocentrismo

La dificultad del egocentrismo

Algunas personas sólo saben hablar de sí y agotan a quienes las escuchan porque no entablan una verdadera relación. El otro les sirve de percha para colgar lo que necesitan decir de sí. Quienes ponen como centro del universo su "yo" tienen un psiquismo poco evolucionado, ignoran sus límites y no saben apreciar a los demás. Son narcisistas, egocéntricos, egomaníacos. Son como un niño que fantasea con ser gigante: se atribuye rasgos de los que carece y se coloca en el centro del mundo porque no sabe vivir en él.Se ama demasiado porque nadie le ha querido de forma adecuada. Por regla general, resulta insoportable cuando se le tiene cerca porque no sabe amar: el otro no le interesa, salvo para que le afirme en lo que alimenta su ego. Con ese "ego" disimula una identidad frágil y una debilidad psicológica notable.Sin embargo, cierto grado de narcisismo es conveniente y deseable a lo largo del desarrollo infantil. El niño, por la dependencia con la que nace y porque su aparato psíquico no le permite diferenciar entre él y el otro, se cree el centro del universo de sus padres. Su deseo de admiración se debe a la necesidad de ser econocido como único.No obstante, quien sólo se centra en lo que le ocurre y es incapaz de ponerse en lugar del otro, está enfermo de sí mismo. Si estuviera dispuesto a revisar cómo se formó la imagen que tiene de sí, podría cambiar y construir relaciones mejores con los demás y consigo mismo. Pero eso sólo suele suceder cuando un sufrimiento psicológico elevado la conduce a un tratamiento.

egocentrismoinfantilnarcisismo