El secreto del amor eterno

El secreto del amor eterno

Tras la etapa de enamoramiento hay que evolucionar y construir una relación basada en la realidad y no en la idealización.¿Por qué después de cierto tiempo algunas parejas no resisten el compromiso amoroso que comenzaron con tanta ilusión?Aunque Laura se casó enamorada de Alberto, ya que entonces le pareció un hombre sensible y cariñoso, ahora, después de cinco años de matrimonio, no lo soportaba, pues se ha convertido en un ser celoso y controlador que la agobiaba y al que le apetecía abandonar.Quizá exageraba. Tal vez ni antes era tan maravilloso ni, ahora, tan insoportable. Saber diferenciarDurante la etapa del enamoramiento, el otro nos hace sentirnos plenos porque nos hacemos la ilusión de que nos completa. Mientras que en el amor, el otro es una persona de carne y hueso al que amamos en su totalidad, con virtudes y defectos.El amor es eso que se produce cuando dos personas se encuentran y están dispuestas a acompañarse y a aceptar los cambios que se producen en la vida. Es alguien al que no distorsionamos para que se adapte a lo que deseamos. No le idealizamos, no renegamos de lo que no nos interesa en él.Al principio del enamoramiento lo que domina es la exaltación de estar juntos y el deseo de realizar proyectos comunes, luego, después de inevitables desilusiones, son necesarios reajustes. Es en ese momento cuando redescubrimos al amado bajo una nueva realidad. La manera de amar evoluciona. A lo largo de una unión, cada uno de los protagonistas cambia física y mentalmente y atraviesan experiencias que los renuevan.Según el psicoanalista Juan D. Nasio, una pareja sólida acompaña al otro en sus imprevisibles variaciones, como un bailarín que ajusta su paso al de su pareja para guardar el ritmo común.El enamoramiento tiende a idealizar a la persona amada, cuya imagen moldeamos como si fuese un trozo de arcilla hasta que se adapta a nuestras necesidades afectivas. En realidad, es como si la disfrazáramos, como si le colocáramos un traje cuyos pliegues guardan más relación con nuestras insuficiencias emocionales que con las verdaderas posibilidades de aquel de quien nos enamoramos. Si luego, en la vida cotidiana, que es la vida real, el amado no se acerca mínimamente a esa imagen primera, la decepción está servida. La alternancia de rolesSon los pequeños detalles de la vida diaria los que construyen el auténtico amor, que va mucho más allá del flechazo o enamoramiento con el que comienza una historia sentimental.No tener en cuenta al otro, no repartir los trabajos comunes, invadir y no respetar su espacio personal son algunas de las actitudes que acaban con el amor.El error más común consiste en creer que el amor viene dado y que no hay que hacer, en consecuencia, nada para mantenerlo. Lejos de eso, el amor es una construcción que hay que alimentar y que se va modificando a lo largo de la vida, por lo que es preciso llevar a cabo ajustes cada cierto tiempo. Si no se hace de tanto en tanto una negociación, los pequeños detalles que no nos gustan se convertirán en una montaña difícil de escalar.No se ama igual al principio de una relación que después de 10 años. A lo largo de una unión duradera, cada protagonista cambia y vive momentos que le renuevan y le modifican.A partir de su experiencia clínica, el psicoanalista J. D. Nasio llega a la conclusión de que, para que una relación amorosa sea duradera y satisfactoria, es necesario que se dé lo que él llama la alternancia de roles: cuando un hombre se siente como un niño, debe poder mirar a su compañera como a una madre sin sentirse inferior por ello. De manera recíproca, ella debe poder apoyarse en su compañero cuando se siente como una niña sin por ello sentir vergüenza. Las clavesPara que el amor dure y la desilusión no arruine una relación, conviene tener en cuenta que la idealización excesiva del amado puede producir una decepción.
La idealización. Es un proceso psíquico por el cual se llevan imaginariamente a la perfección las cualidades del amado. Se le sobreestima y se niegan sus problemas y dificultades.Adecuación. Si nuestra autoestima es baja, podemos idealizar al otro para compensar las dificultades que tenemos en adaptar nuestro ideal a nuestra realidad y así, identificándonos con él, reparar imaginariamente nuestros fallos.Admiración. Valorar las cualidades de la pareja es lo opuesto a idealizarla, ya que se trata de reconocerlas y no de querer poseerlas. Esta mirada requiere haber aceptado las dificultades propias, así como reconocer las diferencias y no utilizar a la pareja para tapar las frustraciones. Cierta idealización siempre existe, pero cuando es excesiva puede hacer imposible la relación amorosa.

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