El encanto de la Habana Vieja

El encanto de la Habana Vieja

Edificios a medio camino entre almacén y corrala, con la ropa tendida, los palacios y conventos con las fachadas soberbias o desconchadas, restaurados o no, a pesar de su cuadrícula ordenada, propia de la ciudad colonial que fue, la Habana Vieja es un laberinto.Al recorrer este barrio, declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco, se aprecia que los cubanos de hoy invierten su tiempo en buscarse la subsistencia y ejercen el trueque allá donde pueden. Siempre tienen un rato para charlar con el visitante.La Habana Vieja hay que deambularla por dentro, por el entorno de la catedral y la plaza de Armas, la de San Francisco o la Plaza Vieja y contemplarla también desde fuera.La punta en la que se asienta el castillo del Morro es un observatorio privilegiado. Desde aquí se dominan las torres de la catedral barroca y, más allá, la hilera de arcos, columnas y soportales multicolores del borde del Malecón.El Malecón es el balcón al mar al que se asoma toda una ciudad, que sería inimaginable sin él. Lo mismo que sin la enorme explanada de la plaza de la Revolución. En sus muchos kilómetros se tejen las aventuras amorosas y los trapicheos. En este paseo arranca del castillo de La Punta, que bordea el barrio llamado Centro y el Vedado, escaparate de hoteles modernos y comercios para turistas.
El número de plazas hoteleras disponibles en la isla ha crecido durante los últimos años. Un alojamiento recomendable es el que ofrece el hotel Tryp Habana Libre. Un clásico de los años 50, totalmente modernizado en 1998 y situado en El Vedado, muy próximo al Malecón. Calle L, entre las calles 23 y 25.El Aljibe (tel.53 7 24-1583/84) es un establecimiento especializado en comida criolla en el que se pude degustar la comida típica cubana. El plato principal es el Pollo Aljibe. Platos de gran arraigo son el llamado moros y cristianos (arroz con frijoles negros) y la langosta con salsa americana. En la sobremesa no puede faltar el mojito.

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