Montnegre

Montnegre

Montaña y mar separados por escasos kilómetros. Un paraje sin igual encontramos en el Parque del Montnegre y el Corredor, situado en la cordillera litoral catalana entre las comarcas del Maresme y del Vallés Oriental, unas 15.000 hectáreas delimitadas longitudinalmente por el Mediterráneo y la depresión vallesana y por la riada de Argentona y el Tordera transversalmente. El Parque Natural del Montnegre y el Corredor está amparado legalmente por un plan especial de protección del medio físico y del paisaje, aprobado en julio de 1989.Los macizos del Montnegre y el Corredor son dos unidades de relieve bien definidas que se descubren de forma paralela a la costa catalana, constituyendo una barrera natural entre la comarca del Maresme y la depresión del Vallés y de la Selva. Precisamente esta cercanía con el mar le otorga a este escenario un encanto sin igual, con un clima mediterráneo que presenta variaciones notables en función de las tierras interiores ?más frías y húmedas? o de las vertientes orientadas hacia marina ?más suaves y con frecuentes lluvias y chubascos que a menudo conllevan riadas en las tierras bajas del Maresme?.El sustrato geológico de los dos conjuntos montañosos ya mencionados es básicamente igual: zócalo granítico atravesado por rocas filonianas y masa pizarrosa más resistente a la erosión, que destaca en la parte alta del Montnegre. El granito, por efecto de la erosión, se disgrega para dar paso al típico sauló. La meteorización de los planos de fractura de esa roca da lugar, en algunos casos, a grandes bolas de piedra que forman un paisaje característico llamado «caos de bolas», Mejor verlo en primera persona.Nadie saldrá insatisfecho si visita este parque de marcada personalidad. Son dos macizos bien diferenciados entre sí, con el Montnegre relativamente más salvaje e impenetrable. El Corredor, en cambio, ofrece un relieve más amable y suave para el público común. En conjunto, más del 95 por ciento de la superficie es de carácter forestal y el bosque, desde principios del siglo pasado, ha ido aumentando en extensión con el progresivo abandono de las tierras de cultivo. Únicamente se mantiene una reducida proporción de espacios abiertos de gran importancia ecológica que son el testimonio de épocas en las que la actividad agrícola tuvo mucha más importancia que en estos tiempos.Los bosques más comunes son de marcado clima mediterráneo. Predomina el verde en todas sus variantes que cambia de tonalidad en función de la época del año. Los alcornocales, encinares y pinares de pino piñonero son mayoritarios.En las partes más altas e inaccesibles del Montnegre se encuentran pequeñas zonas más habituales del centro de Europa o incluso del Atlántico, con avellanos, alisedas, robledales o incluso hayas y abedules. Las extensas plantaciones de castaños son una muestra de la importancia que ha tenido la actividad humana en la transformación de estas sierras.Gracias a este contraste tan espectacular de ambientes el espacio cuenta con una población animal diversa y abundante. Hay especies de bosque mediterráneas como la jineta, el lirón común, la ardilla, el azor, el pito real, el arrendajo o la culebra de escalera y animales centroeuropeos como la garduña, el topillo rojo, la becada y el sapo partero. Las zonas más abiertas son ricas en fauna con miles de insectos, invertebrados, reptiles, pájaros y pequeños mamíferos que se hospedan entre las malezas. Los depredadores ?águila culebrera, ratonera, zorro, culebra bastarda y lagarto verde? encuentran aquí lo indispensable para mantener una buena alimentación.El hombre se estableció en este escenario desde tiempos muy antiguos. La excepcional situación geográfica y la riqueza de los recursos naturales no pasaron inadvertidas en el último tramo del Neolítico, como lo evidencian el domen de Pedra Gentil y el de Pedra Arca. En tiempos medievales, la población se agrupó en pequeños núcleos, más abundantes en las zonas bajas. Además, se percibe la importancia de la religión en esa época con múltiples edificios religiosos repartidos por el parque.Se hallan más de doscientas «masías» fruto de la posterior colonización agrícola, entre las que destacan Can Pradell de la Serra, Can Bosc y Ca l"Oller de Furiosos. Estas viviendas han perdido su función agrícola y se destinan a otras actividades. Entre las construcciones arquitectónicas destacan la iglesia de Sant Cristòfol, al lado de Can Bordoi, documentada en 1025 y reconstruida a principios de siglo pasado, y el mismo Can Bordoi, del siglo XIII. También cabe resaltar la iglesia de Sant Andreu del Far, que recibió el nombre de «Bonaconjunta» en 1164. En el punto culminante de este sector emerge el santuario del Corredor, nombrado ermita en 1544 y reconstruido posteriormente según las directrices del estilo gótico. En general, se diferencian antiguas y numerosas parroquias aisladas por la ausencia de una buena comunicación. Son particulares y destacables las de Fuirosos, Ramió, Vallmanya y Hortsavinyà.
Con todo, el Parque del Montnegre y el Corredor ?engloba a los ayuntamientos de Arenys de Munt, Dosrius, Fogars de la Selva, Llinars del Vallés, Mataró, Palafolls, Pineda de Mar, Sant Cebriá de Vallalta, Sant Celoni, Sant Iscle de Vallalta, Tordera, Vallgorguina y Vilalba Sasserra? combina los ingredientes necesarios para practicar excursionismo. Relieve suave, bonanza climática y grandes contrastes de paisajes para darle color a este santuario de la naturaleza.

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