Cristina García Ramos, presentadora

Cristina García Ramos, presentadora

Lleva más de siete lustros asomada a la pequeña pantalla, pero no tiene la cabeza llena de proyectos, «voy haciendo lo que surge, siempre me ha ido muy bien así y sigo tan enamorada de la televisión como el primer día. Me considero una mujer equilibrada, satisfecha y afortunada». Dos veces casada, tiene una sola hija, de 32 años, socióloga, que ya la ha hecho abuela. Desde hace 15, presenta el primer programa dedicado a la crónica rosa en nuestra televisión: Corazón, corazón. Ha visto desaparecer de las parrillas muchos programas de cotilleo y cree que se abusa de la información frívola, ligera y poco contrastada.Su primer trabajo ya fue delante de las cámaras.Sí, la televisión vino a buscarme. Necesitaban gente para abrir un centro regional en Tenerife, aparecieron en la universidad a hacernos pruebas y me cogieron.No tardó en venir a Madrid a presentar el Telediario de las 21.00 h. Otra vez por la puerta grande. Dicen que quien no tiene padrino ni se casa ni se bautiza.Yo no lo tuve, pero sí mucha suerte y muchas ganas de trabajar. Me vine con un neceser para hacer una suplencia de fin de semana… y hasta hoy. Al ver que me iba quedando, volví a Tenerife a por el resto de la ropa.Explíqueme cómo termina una mujer de informativos, que transmitió el 23 F, haciendo prensa rosa.Eso mismo le pregunté a Ramón Colom cuando me mandó a hacer corazón. Me lo ofreció de aquella manera que no puedes decir que no.¿Sí o sí?Sí [se ríe]. Llevaba cinco años haciendo un programa de debate con el que me sentía muy identificada, El espejo, y no me hizo mucha gracia que me mandaran a hacer crónica rosa. Al principio me lo tomé como un castigo, luego Ramón me tranquilizó y me dijo que querían hacerlo con seriedad, que sólo iba a durar tres meses y que luego volvería a El espejo. Y aquí sigo, 15 años después.Se casó con otro periodista, Diego Carcedo.Me he casado dos veces y los dos trabajaban en TVE. Yo sólo veo ventajas en la convivencia con otro periodista. Entienden tus horarios, tus problemas, y más si son de la misma empresa. Lo que siempre he evitado es coincidir en el mismo programa. Uno nunca puede ser el jefe del otro. Cuando Diego fue director de RNE, yo estaba en TVE; y cuando él estuvo en informativos en TVE, yo hacía programas.¿En qué se parece usted a Jorge Javier Vázquez?Jorge es una persona que sabe hacer televisión, aunque tiene un registro que no es el mío. Es un buen profesional, inteligente y muy trabajador. El análisis que ha hecho hace poco de El Tomate, yo lo suscribo de arriba abajo. Le tocó hacer un programa muy diferente al mío, pero nada más.¿Tiene amistad con los personajes de los que informa?No presumo de eso. Hay periodistas que han olvidado que su papel es preguntar e indagar y se han alineado y posicionado en un partido o con un personaje. Esos periodistas que pierden la perspectiva y defienden lo que opinan con ardor, se han convertido ya en figuras de la vida pública. A mí me enseñaron a tomar distancia respecto de lo que acontecía, a no involucrarme directamente.La crónica del corazón pasó del rosa al amarillo y de éste al thriller.¿Dónde está la clave para seguir teniendo buena audiencia con un programa amable en exceso y sin polémica?En que creo que nadie se avergüenza de verlo, nadie se siente agredido. A lo más que aspiro es a que, durante el fin de semana, la gente pase un rato entretenido y relajado.¿Es difícil ser siempre amable y no molestar a nadie?No, porque nosotros no vamos a donde no se nos invita. La gente acepta nuestras entrevistas porque saben que somos amables y cautos. Pero si alguien nos dice que no, es que no y directamente no se le molesta más.En su vida privada, ¿también es así?Creo que tengo buen carácter, sí. Siempre intento ser amable y huyo de los conflictos. Cuando tengo un problema, suelo controlarme y tragármelo, procuro ser tolerante.¿Qué fórmula sigue para informar sobre cuestiones reales?Nosotros no trabajamos con rumores y menos con los de reyes e infantas. Aunque nos llegue por fuera alguna noticia, siempre esperamos a que las cosas sean oficiales a través de Zarzuela. En este sentido creo que en TVE somos especialmente cautos. Pero pienso que estos temas deberían tratarse con absoluta normalidad y con respeto. Yo siempre aconsejo que cuando ocurre algo, se cuente. Diciendo lo que hay se zanja el tema.

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