Coolhunters

Coolhunters

Con libreta y bolígrafo bajamos al mercadillo convertidos en “coolhunters” y descubrimos los bolis olorosos, las cejas dobles y los pies con campurrianas.

Hombres como maromos embutidos cual salchichas en camisetas ajustadas de color rosa. Chicas modernas para quienes el tanga es carrocería vieja, pero se pirran por las bragas bóxer que ocupan medio culete. Muchachos enrollados que calzan campurrianas… No, no tienen nada que ver con las galletas, se trata de zapatillas blancas de suela fina que llevan los tíos modernos.

Lo fashion es lo guay: renuévate, customízate, llama la atención, sé distinto. Si lo tuyo es tendencia, molarás, si no, chungo. Lo último de lo último: un chaval de Arroyo de la Luz forra su carpeta con envoltorios de chicles. La idea triunfa, pero puede quedarse en una moda de pueblo o caer en manos de un “coolhunter”. En el segundo caso, la idea será vendida a Zara, a H&M, a Benetton y el otoño que viene, en Tokio, en Toronto y en Albacete, todos los adolescentes llevarán faldas chicle, sudaderas chicle, mochilas chicle…

Zara o IBM

Un “coolhunter” es un profesional caracterizado por un olfato y una intuición formidables para adivinar tendencias, modas y novedades con futuro. Trabaja a pie de calle y también en los departamentos de creatividad de empresas como Zara o IBM. Si está a sueldo, puede llegar a cobrar 4.000 euros al mes. Si es “free-lance”, no baja de los 600 euros por una hora de consejos. En Europa hay empresas de “coolhunters” como Nelly Rodi, con agencias en 18 países, o Synovate, presente en 46 naciones. Las herramientas de trabajo del buscador de lo guay son tan sencillas como un bolígrafo, una libreta y una cámara de fotos. Con el propósito de detectar lo que llama la atención, lo último, lo superfashion, salimos a las calles de Cáceres convertidos en “coolhunters” de ocasión.

Los mercadillos son pateados continuamente por los “coolhunters”: Candem Town, Porte de Clignancourt, Portobello… Las 300. En esta barriada cacereña se celebra cada miércoles un abigarrado mercado franco. Hoy hace sol y hay ambiente: está la periferia cacereña en pleno, decenas de muchachas que se han fugado las clases, señoras modernas, gente rara, tendencias… Apuntamos lo llamativo: una chica lleva un pantalón que es calzona en la pierna derecha y pirata ajustado en el tobillo en la izquierda. Más: pasa una veinteañera con bermudas y tacones. Las chicas de la Eso que se han fugado llevan mochilas muy abajo, muy abajo, por debajo del culo. Parece ser que es la nueva tendencia mochilera.

La customizaciónAunque si hay algo que se impone es la customización. Ya saben, viene de Custo, un diseñador barcelonés de camisetas personalizadas. De Custo, customizar, customización, customizado. O sea, distinto, mío y sólo mío. Nos apostamos bajo un toldo y apuntamos las huellas de Custo en Cáceres: muchos vaqueros pintados (sería mejor decir pintarrajeados), gorras con pinchos, con piercings y con símbolos, cinturones con pinchos y nombres grabados, carteras con botones pegados o cosidos, zapatillas pintadas, zapatillas con colores distintos, zapatillas con cordones distintos, zapatillas con calcetines distintos…

La misma chica que explica la moda de la mochila bajo el trasero repasa lo último en escritura: el bolioloroso, el bolimechero, el boliluminoso y el bolirradio. En el campo de las cabelleras también hay materia suficiente para que un “coolhunter” disfrute y una madre se espante: pelo recogido de un lado y suelto del otro, teñidos y crestas multicolores, cejas dobles con dos líneas de pelo en los hombres y dos líneas de pelo rapado sobre la oreja femenina.

Hasta en políticaUn “coolhunter” les vendió a los del PP las gafas con MP3 que triunfaron en su reciente convención y nosotros acabamos de descubrir las cazadoras con radio incorporada. Aunque lo que más descoloca es ver una carpeta forrada con mensajes de cajetillas de tabaco: «Es peligroso para la salud, destroza el pulmón, asfixia…» ¿Serán así las faldas del otoño que viene?

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