La primera menstruación

La primera menstruación

La aparición de la regla constituye un suceso fundamental en la vida de una chica. Simboliza su fecundidad, alude a su feminidad y es la promesa de una maternidad futura. Siempre recordará lo que le dijeron en esos momentos, cómo se lo tomaron sus padres y con qué actitud recibieron la noticia. La madre es el personaje principal en este momento. Percibe los conflictos y las dudas de su hija y sabe que tiene que hablar con ella e informarla, transmitiéndole lo que a su vez su propia madre le dijo, porque la menstruación es un asunto de mujeres. La madre reaccionará ante la primera menstruación de su hija en función de cómo viviera ella la suya. Según haya asumido su feminidad, le transmitirá la alegría de ser mujer o el fastidio de tener todos los meses “eso”. En cuanto al padre, conviene que actúe con discreción, dándose por enterado, pero sin hacer demasiadas alusiones directas.Su aparición marca un paso importantísimo en la vida de una mujer. Se reviven todos los conflictos infantiles, al tiempo que se entra en la adolescencia, donde se tendrán que resolver las cuestiones que corresponden a la madurez sexual. Cuando no ha significado un trauma para el inconsciente de la niña, se puede tener la seguridad de que ha tenido una infancia satisfactoria. Esta aceptación representará casi una garantía para la salud psicosomática posterior. Por otra parte, si presenta muchos conflictos, estos se podrán reproducir en cada etapa de su vida procreativa: unas veces se manifestarán en el plano psicológico, otras en el somático, o en ambos territorios a la vez.Una adolescente de 15 años, que escribió al consultorio, le echaba toda la culpa de sus males a la menstruación. Desde que había comenzado a tenerla, comía mucho y había engordado, para su gusto, demasiado. En la época en que la tuvo, a los 12 años, murió su abuela, que cocinaba muy bien y a la que estaba muy unida. Además, hubo alteraciones familiares que le produjeron cierto desamparo. Cambió de casa y de colegio, lo que implicó separarse de sus amigas. La menstruación representaba para ella todo lo que había perdido, incluida su niñez. Vivía el hecho de crecer y de hacerse mujer con un sentimiento de soledad y tristeza. Todo eran restricciones. Su madre, además, estaba embarazada y la chica se encontraba un poco abandonada por ella y culpable de tener este sentimiento. La fantasía inconsciente que actuaba sobre ella para comer mucho mientras tenía la menstruación era engordar como su madre, para estar más unida a ella.Aprender a vivirla
Marie Langer, psicoanalista experta en la sexualidad femenina, afirma en su libro “Maternidad y sexo” que la niña cuando ve alguna mancha de sangre se pregunta y comprende que sale de un órgano que es capaz de dar mucho placer, pero que también crea muchas ansiedades. Viendo la sangre, la pequeña piensa que viene de una herida interior y entonces puede creer que algo, dentro del cuerpo de la mujer, está lastimado y puede llegar a culparse por ello. Según Langer, estas fantasías inconscientes están a veces en el origen de ciertas dificultades ante la maternidad. El intento actual de anular la regla mediante medicación puede ser una iniciativa para controlar el cuerpo de la mujer con química ¿Para qué? Quizá para dominar algo de la sexualidad femenina tan inabarcable e incomprensible, como creativo y complejo. En las sociedades primitivas, la menstruación era un tabú. La sociedad actual pretende hacerla desaparecer. Que las futuras generaciones pudieran vivirla mejor representaría que las mujeres somos más dueñas de nuestro cuerpo

 

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