Amerindia

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Hace más de seis años, la doctora Rosa Bayer cambió sus itinerarios en automóvil por los pueblos alaveses por travesías en barca entre las aldeas que puntean la selva amazónica. "Quería saber si podía ser tan profesional allí como aquí, probar mi capacidad".Tras un curso de Medicina Tropical en Barcelona, esta bilbaína residente en Vitoria contactó con Amerindia, una ONG que realizaba programas sanitarios con los nativos brasileños, y se adhirió a un proyecto asistencial. Llegó al aeropuerto de Manaos sin saber portugués.El sofocante calor y el cambio de alimentación fueron los principales escollos para la adaptación. "Al principio, era como un sueño". Remontaba los ríos en embarcaciones, e incluso a pie, hasta llegar a las más remotas poblaciones. En un mapa, hoy puede situar a los ateré, los iscarianos y los satere-maué, tribus con sus respectivas lenguas y costumbres, y en grados muy diversos de occidentalización. "Es muy curioso. Hay algunas que llevan más de trescientos años de contacto con el hombre blanco y conservan su cultura, mientras que otras, en tan sólo cincuenta de relación, han perdido sus raíces".No encontró enfermedades extrañas. "Los niños se mueren de deshidratación o por enfermedades infecciosas, agravadas por los parásitos intestinales que padece el 95% de la población. Allí un catarro deviene en neumonía y no hay medicamentos que la atajen". Cuenta que, en cierta ocasión, llegó a un poblado afectado por un cuadro generalizado de diarrea. "Fue mi primer viaje en avioneta. Cuando aterrizamos, veía que la pista se acababa y el aparato no frenaba a pesar de los intentos del piloto, poco experimentado. Pensé que la aventura había llegado a su fin". Pero las ruedas se detuvieron a tiempo y pudo dedicarse a atender a los afectados, mientras la nave evacuaba a los más graves."Había mucha deshidratación y empecé a dar suero por vía oral". Pronto percibió cierta hostilidad. "Creían que no se iban a curar bebiendo un simple líquido". Estaba sola en mitad de una reticente comunidad. No sé qué habría pasado si alguno hubiera muerto. Podría haber acabado cosida a flechas por la multitud".La desnutrición agrava las condiciones de salud. Cazadores, pescadores y cultivadores de mandioca sufren las consecuencias de la explotación agrícola y maderera, así como de la contaminación medioambiental. Los recursos escasean y deben buscar cada vez más lejos un sustento escaso para poblaciones crecientes. "Llevamos todos nuestros víveres, pero no es fácil comer delante de familias hambrientas".La ONG pretende dotarles de alternativas, "como piscifactorías y gallineros, pero tiene que ser algo que asuman, porque resulta ajeno a su cultura". Crearon los corrales, pero los pollos nunca llegaron. "Brasilia queda lejos y algunos fondos se pierden por el camino".Durante tres años, la doctora Bayer formó a agentes nativos de salud, incluso coordinó el equipo que atendía un área de 20.000 kilómetros cuadrados. No sufrió ningún percance, tan sólo una molesta malaria y algunas amenazas de muerte. "Ocurre cuando intentas que funcionen las cosas".Ha vuelto a Álava, pero el Amazonas parece haberla atrapado. "Intento convalidar mi título para volver definitivamente", confiesa. Dice que puede renunciar a muchas comodidades, que la experiencia le ha demostrado otra manera de vivir y nuevos objetivos. "Quiero trabajar con las organizaciones indígenas para que defiendan su propio futuro dentro de una selva amenazada".Los interesados en contactar con Amerindia pueden llamar al teléfono 945 148993 o escribir a bebybayern@euskalnet.net .

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