¡Amor sin medida! Lo leemos, lo vemos en películas, en series, en telenovelas y en sí la expresión es una paradoja, ¿no? Amar con la justa medida, ¿pero cuánto?
Pero es porque creemos que lo infinito, lo eterno y el “para siempre” es para todas, quizá sí. Sin embargo la realidad es que no. El amor sin medida es una búsqueda constante, pero te digo algo más: en realidad no se busca.
La poesía trata mucho sobre el amor sin medida, desde Alejandra Pizarnik que amó despiadadamente, incluso se dice que la llevó al suicidio, pasando por Alfonsina Storni que es otra mujer que no pudo con tanto amor y murió ahogada en Mar del Plata y se dice que padecía cáncer de mama.
Las historias de los y las poetisas están repletas de ese vértigo, de la osadía irremediable que les dio el sentir, vivir e incluso sodomizar el amor sin medida.
«Nunca hay una medida justa para el amor». Decía Francisco Luis Bernárdez. Otro poeta argentino que dejó en sus letras la inexplicable pregunta de «¿Cuánto es un amor sin medida?».
Amor sin medida
El amor romántico entre dos personas se apresta a se una de las vivencias más terrenales en esta y todas las épocas. El mundo moderno no se concibe sin ‘Romeo y Julieta’, pero tampoco sin ‘Jack y Rose’ o Bella y Edward’ o qué decir de ‘Katniss y Peeta’.
Gloria Fuertes poetisa española, tiene una decena de poemas dedicados al amor, claro, pero en específico al amor sin medida. Al amor que no especula en cantidad ni sosiego, incluso al que se desborda por la comisura de los labios al besar a la mujer amada. «El amor sin medida me parece poco». Cuánta razón. Y remato escribiendo, «Lo que pasa es que te quiero».
Angela Marinescu de origen búlgaro es otra lúcida escritora que sufrió por la ilusión, en su poema ‘soy sorda y muda’ atisba esos espasmos de dolor, de inquebrantables momentos donde se cuestionó secretamente la medida de amor que sintió, que llegó a sentir.

¿Cuánto es la porción justa?
Eso me cuestionaba recién mientras viajaba en tren entre las ciudades de Portugal para llegar a la siempre sabia y mística Lisboa: ¿Cuánto es la porción justa para el amor? No se sabe, nadie sabe. Qué osadía de pregunta, ¿o será retórica?
La exquisitez de la ignorancia o cómo todo lo que preguntamos no siempre tiene respuestas. No generalizadas.
Ismael López recién escribió:
«Salvo en los libros y en el amor, la desmesura siempre acaba en castigo».
Claro, porque desmesuradamente es como deseamos ser amados, sin mesura pero también sin medida. Pero luego viene esa pregunta repetida e irremediable, ¿cuánta es la justa cantidad?
La urgente necesidad de encontrar un amor sin medida. O un alguien, alguno, alguna que nos ame sin medida. Que lo deje todo, «que le duelan las vértebras» como bien decía Rosario Castellanos.
Una historia sin medida, impetuoso, virtuoso, lleno de improbables porque qué miedo amar tanto pero qué dicha sentir en demasía.
Historia de amor sin medida
Que la justa cantidad sea despertar mirando el cielo reposadas ambas en una playa de Tulúm, México, con el mar y esos tonos azules inenarrables y que el sol sea el vigía de este amor que repara en más amor y que no claudica porque estremece los adentros de las dos personas.
Un amor romántico de dos que pase de ser miedo y locura al estilo de vida lleno de cotidianidad con colores y sabores nuevos cada día, pero que a la vez es incipiente y muchas tardes es solamente sombrío porque dos almas sea abrazan para hacer amor. Hacer el amor como en las historias de la escritora Soledad Puértolas ‘Mi amor en vano’.
Pero ahí está, se avistó, primero se asomó inquieto entre dos pares de ojos color azul, luego las sonrisas inquietas y de cómplicidad que dieron paz a la locura de desear, anhelar y querer construir juntas un amor sin medida.
Sin praxis, justamente opuesto a lo que diría la teoría. «Tú 39 y yo 53, pero qué más da. No somos números, somos almas». Dijo la mayor de ellas.
Una historia de amor sin medida que seguro será sinuoso, estrepitoso, torpe, acelerado y en otros momentos hegemónico y liderará las emociones de cada alma viva, pero también avivará la pasión, el deseo, lo infortuito. Qué más da. Aquí está delante de nosotros.
A Kiki y Julia con [mi] amor sin medida.
Actualización autorizada:
Anoche mi madre le pidió a Julia que fueran novias. El punto es cómo:
En la Ciudad de México celebraron la Noche de los museos, claro, tenía que ser algo asociado a ellas dos. El museo Franz Mayer fue el elegido. No ruidoso, mi madre que conoce cierta gente en el Franz le consiguieron flores (obvio, los Norberto amamos las flores), unas copas y vino californiano, el favorito de Julia.
Solo se tomaron de las manos, mi madre dijo la frase y se besaron. Bely nos había regalado ciertas piezas musicales y allí, en ese momento sonaron.
Para mi madre, una mujer de 53 años que ha amado sin medida pero además como pocas personas, este es un inicio lleno de un campo florido que como bien dijo, «todo comienzo siempre trae alegría y esperanza»
Pues eso. Estamos aquí pare creer en el amor romántico de dos personas, dos mujeres maravillosas, generosas, dadivosas una con la otra, bellas más allá de lo obvio, pero también inquietas y elocuentes en su comunión.
Gracias por permitirme compartirlo, Kikisauria. Eres absolutamente el ser humano más espectacular del planeta y eso porque aún no conozco otras galaxias. ¡Te amo!