¿Has llegado a sentir ansiedad y desesperación por comer algo dulce? Probablemente desarrollaste una adicción al azúcar. A veces, el lazo que se tiene con los carbohidratos es meramente emocional.
Te contamos por qué cuando estás triste tiendes a consumirlos en exceso pero también te diremos cómo evitarlo.
Cuando estás triste: La principal función de los carbohidratos es darle energía al cerebro. Sin embargo, es bien sabido los azúcares y harinas refinadas, además liberan serotonina, un químico asociado al bienestar y paz mental. Por eso cuando estamos tristes queremos algo dulce y comerlo nos hace sentir mejor.
¿Cómo evitarlo? Analiza de dónde nace tu antojo. ¿Tienes hambre y puedes calmarla con un snack saludable? O ¿es una cuestión emocional? Te recomendamos consumir chocolate amargo de 80% cacao: además de serotonina, libera endorfinas que llenan el cerebro de felicidad.
Otra forma es haciendo ejercicio, el estudio `Exercise and Depression’, de la Harvard Medical School, nos explica que el ejercicio activa las endorfinas, las cuales son hormonas que libera el cerebro. Mismas que se encargan de reducir la percepción del dolor, nos ayudan a mejorar nuestro humor e incluso mejoran la inmunidad del cuerpo. La actividad física recurrente te hará ver el mundo de una forma más positiva y estarás más activo.