Los problemas para la mujer embarazada de tener un gato

Lo mejor es estar alejada por un tiempo del minino.

Los gatos pueden sufrir de una enfermedad llamada toxoplasmosis, que normalmente adquieren en las calles (cazando ratones o pájaros).

Los parásitos están en las heces del animal, pero para que sean contagiosos tienen que pasar al menos 24 horas.

Contraer la toxoplasmosis durante los tres primeros meses de embarazo puede conllevar consecuencias nefastas, como malformaciones del feto. Por esta razón, algunos médicos aconsejan a las mujeres embarazadas no tener ningún contacto con gatos, ya que estos pueden transmitir el parásito que provoca esta enfermedad. Sin embargo, la mayoría de contagios son provocados por la ingesta de carne mal cocinada, embutidos crudos, leche no pasteurizada o frutas y/o verduras mal lavadas.

En primer lugar, tenemos que saber que la toxoplasmosis es provocada por un parásito. Por tanto, para no contagiarnos tenemos que evitar el contacto con el parásito.

Si manipulamos la arena de la caja donde el gato deposita sus heces, es necesario lavarnos las manos con agua y jabón, o bien, para mayor seguridad, manipular la arena con guantes de plástico.

 

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