Guapas por la cara

Guapas por la cara

“Para ser actriz no es necesario ser guapa; en todo caso, fotogénica”. Lo dice Marta Etura, candidata este año al premio Max Factor al rostro más bello del cine español. Marta asegura que en su trabajo sí puede ser «algo ambiciosa», pero que para estas cosas no es nada competitiva. Aún así, como buena donostiarra, estaría «encantada de ganar» para poder recoger el premio en septiembre, en su ciudad de origen -el trofeo se entrega tradicionalmente en el marco del Festival de Cine de San Sebastián-.
Pero la cosa está muy reñida, porque hay otras dos candidatas: la segoviana Lucía Jiménez y la catalana Aida Folch. Las tres aspirantes se reunieron el jueves pasado en un acto celebrado en Madrid, en la sala “Calle 54”, un local muy cinéfilo que tiene entre sus propietarios al director Fernando Trueba.
«Esto es un estrés, porque las otras dos son guapísimas. Menos mal que tengo buen perder», bromeó Lucía Jiménez al ver a sus oponentes. «En todo caso, no nos parecemos en nada. Cada una tiene su rollo, así que será cuestión de criterios», matizó Aida Folch, que, a sus 19 años, es con diferencia la más joven de las tres, pues las otras dos tienen 27.

Protagonista de películas como “La buena vida” y obras de teatro como “El otro lado de la cama”, Lucía Jiménez está convencida de que actualmente en el cine «se concede una exagerada importancia a la belleza física. Hay -dice- obsesión por aparentar veinte años a los cincuenta. Y yo en cambio digo, como Chabela Vargas, que si alguien llama a tu puerta y no tiene canas ni arrugas… No te fíes».

Jiménez apoya su teoría en esas «magníficas actrices que, sin ser nada del otro mundo físicamente, transmiten tanto que acabas viéndolas bellísimas». De su rostro, los directores suelen decir que es «una cara muy racial, muy latina. Incluso he llegado a oír -dice Lucía- que parezco italiana». A Aida Folch, que con sólo catorce años participó en el reparto de “Los lunes al sol”, le atribuyen «cara de muñeca». Y Marta Etura, con sus rasgos equilibrados y dulces, suele cargar con papeles «de buena persona».

MEJOR CALLAR
Aunque siempre hay excepciones. «Sánchez Arévalo, en la película “Azul oscuro, casi negro” -explica Marta-, me eligió para un papel de mujer muy dura que iba, como él mismo me dijo, en contra de mi físico».
Etura, igual que Jiménez y Folch, se alegra de estar reconocida dentro de su profesión sin haber llegado a ser «lo que se dice famosa», en el peor sentido del término. La donostiarra, candidata en un par de ocasiones al Goya, aún recuerda con amargura la época en que le atribuyeron un romance con José Coronado. «Fue un capítulo muy desagradable en mi vida. Trabajé con él en una película y de repente salió en varias portadas que era su novia. Era mentira y me entraron muchas ganas de negarlo, pero decidí tragarme la rabia y no entrar en el juego; dejarlo pasar. Al final, pasó y ahora me alegro de haberme callado».
A finales de septiembre, se estrenará “Kovak box”, película rodada en inglés y dirigida por Daniel Monzón en la que ha participado Lucía Jiménez. Marta Etura, por su parte, está a punto de estrenar el filme chileno “Desierto sur” y en agosto comenzará el rodaje de “Las 13 rosas”, a las órdenes de Emilio Martínez Lázaro. Aida Folch también ha trabajado en dos inminentes estrenos: “Salvador” y “Las vidas de Celia”; esta última junto a Najwa Nimri, de quien dice que es «muy dura y especial» pero que, «sabiéndola llevar, es de lo más divertida».
Aida aún recuerda al profesor que, estando en 3º de ESO, le preguntó qué quería ser de mayor. «Dije que actriz y me contestó que fuera más realista. Que él también habría querido ser astronauta». Viendo la carrera que lleva la joven Folch, habrá que admitir que aquel profesor estaba realmente en la Luna.

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