Bayona, restos de revolución

Bayona, restos de revolución

Bayona, restos de revolución

En Bayona, en el casco antiguo, parte del cual se puede apreciar en esta imagen, permanecen los vestigios de las fortificaciones romanas, medievales y de las que erigió a finales del siglo XVII el militar francés Sébastien Le Prestre de Vauban. En el interior de las murallas de Bayona se encuentra la catedral gótica de Santa María, cuyas torres destacan asimismo en esta fotografía.Bayona, en la que confluyen el torrente La Nive y el río Adour, es la mayor capital del País vasco-francés, con una mezcla de estilos que se remonta a la época romana, cuando se denominaba Lapurdum. Tiene un fuerte toque occitano, lengua que aún repercute por sus callejas y cuestas empedradas y resbaladizas. La visita a los barrios de la Ciudadela y Petit Bayonne no requiere un tiempo superior a tres horas.La Ciudadela
Por la carretera de España lo más práctico es aparcar en el parking Paulmy, en frente de las murallas. Es cómodo y nada caro. Evita buscar plaza en otras zonas de la ciudad. Es más céntrico el aparcamiento de De Gaulle, a orillas del Adour, pero requiere dar muchas más vueltas.Una vez en Paulmy, encaramos en foso de la ciudadela con las torre de la catedral a la vista.La catedral
Cruzar los parque de Paulmy y travesar el túnel de entrada a la fortaleza es una aventura con tintes románticos. Dejamos a la izquierda Chateau-Neuf, ahora sede de la Gendarmerie, y encaramos la marcha hacia la Catedral de Santa María (S.XIII). Su portada gótica fue desfigurada en la revolución francesa. El claustro (entrada por la plaza Louis Pasteur) es muy bello. La entrada es gratuita (9.30-12.30 y 14-17 horas).El resto de la visita a Bayona es opcional y por supuesto peatonal. Lo más divertido es descender de la catedral por la calle Thiers hacia Le Théatre. Unos metros más allá nos tropezamos, en el Boulevard Lecrec, con la confluencia del Adour con La Nive. El olor a mar llena el ambiente. Por el puente Mayou cruzamos a lo que se conoce como Petit Bayonne, que no es otra cosa que una sucesión de calles estrechas y medievales, con apenas tiendas pero sembrada de bares. Es la única zona de la ciudad con ambiente. Entre ellos destacan Txalupa y Chai Ramina (11, rue Poisonnerie), el pub de un antiguo campeón de rugby que se ha especializado en el whisky. Tiene 300 marcas diferentes. Cierra a la inusual hora de las dos de la madrugada.La ruta de las compras
Por los puentes de Marengo o de Pannecau volvemos a cruzar La Nive para retornar a la ciudadela de La Grand Bayonne. Es el momento de realizar compras. Hay tiendas para todos los gustos. De todas maneras pasear por las calles de la vieja villa es un encanto. Labat, 49ª, Albert, Thiers, Port, Victor Hugo, entre otras nos permite callejear y gastar dinero.Citas culinarias
Tres citas culinarias. Saint Simon, Rue des Basques, 1 T59592771, junto a las murallas. Comida familiar francesa (250 francos). El Asador, Place Montaut (cerrado en diciembre) T59590857, comida española (255 francos) y Auberge de la Galupe T59562184. Es una chalupa anclada en el muelle de Urt, a 15 kilómetros de Bayona. Merece la pena por sus pescados, aunque es caro (550 francos).Museos de Bayona
Bayona tiene dos museos de entidad que se deben visitar. Se trata de Musée Bonnat, rue Jacques Laffitte, 5 T59590852, dedicado al arte moderno (cerrado los martes y los festivos), y el tradicional, vetusto y decimonónico Musée Basque, Chateau-Neuf, place Paul Bert T 0559590898. Está cerrado por reformas.

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