¿Padeces síndrome del impostor? La respuesta es sí

¿Qué es “síndrome del impostor”? Para todos —casi seguro—será algo diferente. Sin embargo también casi con seguridad todes lo hemos padecido, vivido de cerca o en primera persona.

Y, también como casi todo en la vida, no está bien ni mal padecerlo, conocerlo ni mucho menos llevarlo como parte de nuestra vida.

Porque nuestras heridas son parte de ese síndrome del impostor que solemos padecer como un rasgo de personalidad. Hay síntomas que son mentales, de conciencia pero también los hay físicos.

El estrés es uno de esos síntomas que vivimos en la cotidianeidad. Es decir, ya lo adoptamos, nuestro mejor amigo. Y no debería de ser.

Pues igual el síndrome del impostor es esa emoción, esa alerta que permanentemente nos acompaña y la hemos hecho nuestra. Se quedó y nos boicotea una y otra vez.

¿Padeces síndrome del impostor? La respuesta es sí

Todos padecemos el síndrome del impostor, en una u otra medida y lo que hace la diferencia es qué hacemos con ello. Cuánto permitimos que penetre en nuestras vida y qué limite le ponemos.

Padecerlo es una cuestión humana, así como tenemos miedo y es natural y genuinamente necesario sentir miedo, transitar muchos caminos o pasajes de la vida con miedo. Pues pasa lo mismo con este impostor que se ha convertido en síndrome.

Es decir, es un padecimiento que nos aqueja, que nos achaca una y otra vez repetidamente »no eres capaz, no lo podrás lograr, ni lo intentes, desiste, es imposible».

Y no es más que la recurrencia en los pensamientos que habitan cómodamente en nuestra mente. Se instaló para quedarse. Pero, ¡noticias! Depende de cada uno hasta cuándo, cuánto tiempo más.

Así como decidimos qué comer cada día, si salado o dulce, también esa elección individual es la que podrá ponerle un alto al impostor que sin pagar renta habita en nuestro mundo.

Hombre con camisa gris de manga larga y pantalones negros sentado sobre baldosas blancas. ¿Padeces síndrome del impostor?
¿Padeces síndrome del impostor?

¿De dónde proviene este síndrome?

La mayoría de las veces que nos auto saboteamos viene de una herida de infancia que no hemos sabido atender y reparar. Sin embargo, este padecimiento tiene más que ver con carencias y mucha falta de validación.

La aprobación que necesitamos en conjunto con las carencias son las que suelen atraparnos en este síndrome del impostor que solo necesita un resquicio para salir, para tomar protagonismo.

Es importante saber que es una emoción o un sentimiento con el que además de lidiar podemos eliminar, podríamos acabar con esa sensación de insuficiencia que a menudo nos confronta.

  • El acompañamiento de un profesional siempre nos ayudará a conducirnos con mayor reconocimiento y amor propio.
  • La lectura de libros o ensayos donde se hable de la importancia de la validación personal e individual no de la aprobación de los demás.
  • Resaltar nuestros valores personales como dones o virtudes únicas que nos darán y nos dan siempre la valentía para afrontar la adversidad.
  • Reconocer que al aceptarnos como somos es uno de los pasos de mayor validez propia. Que nadie nos amará más que nosotros mismos. Y que nadie sabrá más que nosotros mismos de nuestros miedos, dolores, errores pero también de nuestras virtudes, cariños, sueños y pasiones.
  • Dejar de juzgarnos. Solemos ser nuestros jueces más estrictos y rígidos, cuando debemos de ser nuestros máximos fans. Quien más admire mi vida debo ser yo misma.

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