Protección solar en invierno

Protección solar en invierno

Protección solar en invierno

A pesar de las advertencias de los dermatólogos de que debemos aplicarnos un protector solar durante los 365 días del año, todavía hay mucha gente que se resiste a hacerlo y no se ha concienciado del peligro que esto supone para su piel. Así que ya va siendo hora que los incorpores a tu neceser de productos imprescindibles en tus cuidados diarios. No es una casualidad que las firmas cosméticas incluyan en sus productos de tratamiento factores de protección, incluso hasta en los maquillajes o en las limpiadoras faciales.Cuidados básicos
La dra. Lola Bou, miembro de la Academia Española de Dermatología, recomienda extremar los cuidados de la piel durante los meses más fríos porque el sol, las bajas temperaturas, el viento y el contraste frío-calor son un cóctel fatal para la piel. Por la mañana, tras una limpieza cuidadosa de cara y cuello, debemos utilizar una crema con factor de protección solar con propiedades hidroprotectoras, que ayuden a mantener el grado correcto de humedad. Por la noche es imprescindible compensarla con un aporte extra de nutrición. En invierno, la piel se suele secar más de lo habitual y también está más reactiva a los cambios de temperatura de interior y exterior, no sólo por la acción ambiental, sino también a causa de las calefacciones.Las pieles normales y, sobre todo, las grasas, soportan mejor los rigores del frío que las pieles secas y sensibles, que reclaman más atenciones especiales. Si tu cutis tiende a la sequedad, una crema rica y superhidratante saciará sus necesidades de agua. Por su parte, las grasas, también necesitan estar hidratadas, pero mejor con texturas más ligeras, libres de aceites y no comedogénicas, que regulen la actividad de las glándulas sebáceas.Máxima protección
Y si estos cuidados los debes seguir en el día a día, todas las precauciones son pocas si lo que te gusta de verdad es disfrutar del esquí, la escalada o las excursiones a la montaña. Allí, en las cumbres nevadas, es donde el sol encierra más peligros para la piel. Sus rayos broncean más rápido todos los tipos de piel, incluidas las que habitualmente tienen más dificultades para hacerlo, pero, además, queman con mucha facilidad al más mínimo despiste. La altitud y la ausencia de contaminación hacen que la cantidad de rayos ultravioleta sea mayor que a la orilla del mar. Además, en las laderas nevadas, los rayos UVA inciden de forma directa sobre la piel y el reflejo de la luz sobre la nieve potencia el efecto lupa. No prescindas de un factor de protección elevado en todas las zonas expuestas, como cara y manos, sin olvidarte del cuello y las orejas. Y recuerda que el sudor del ejercicio te obliga a renovar con frecuencia su aplicación. Si eres propensa a las manchas, preserva las partes más conflictivas ?frenta, nariz y pómulos? con un stick especial para zonas sensibles de protección más alta.La piel en estas zonas es más fina y alterable y, al ser puntos más prominentes de la cara, se resecan y se queman antes. Los ojos y todo el área que los rodea también necesita protección. La zona de la órbita ocular tiene la piel más fina y sensible. Si vas a realizar actividades en la nieve, es importante que uses productos especiales para el contorno de ojos. Y no te olvides las gafas ?con cristales homologados?, para protegerlos totalmente de la radiación ultravioleta. Zonas olvidadas

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