Acoso sexual en el trabajo

Acoso sexual en el trabajo

Acoso sexual en el trabajo

El acoso sexual en el trabajo puede tomar diversas formas: piropos, insinuaciones y comentarios de contenido sexual, aproximaciones excesivas, gestos y miradas provocadoras… De una u otra manera, lo cierto es que lo han sufrido en el último año 1,3 millones de trabajadoras españolas. En los peores casos se producen ataques físicos en lugares apartados y tocamientos que son el preámbulo de presiones de todo tipo a cambio de encuentros sexuales. Debido al asedio sexual que padecen, el Instituto de la Mujer estima que en los próximos meses más de 40.000 empleadas se verán obligadas a cambiar de trabajo.AbusoTras efectuar una encuesta a más de dos mil mujeres con edades comprendidas entre los 16 y 64 años, el Instituto de la Mujer ha concluido que cerca de 1,3 millones de trabajadoras españolas, el 15% del total de mujeres con empleo, ha sufrido vejaciones sexuales, de palabra o de obra, en su puesto laboral durante el último año. Son conscientes de padecer esta lacra 835.000.En el conjunto de la empresa española persiste una situación deficitaria de la mujer que se manifiesta con un menor sueldo por el mismo trabajo y dificultades para ascender a puestos directivos. La investigación pone de relieve que el 18% de las españolas se sienten discriminadas en su trabajo por razón de su género, bien sea porque reciben sueldos inferiores al de un hombre por desempeñar las mismas tareas, porque tienen mayores dificultades para acceder a puestos de mayor responsabilidad y/o porque se las asignan tareas de menor cualificación.Los especialistas aseguran que este es el caldo de cultivo idóneo para el acoso sexual. Soledad Murillo, secretaria general de Políticas de Igualdad, considera que el acoso sexual a la mujer trabajadora es propio de una masculinidad muy tradicional. El hombre adopta una actitud paternalista hacia una empleada “vulnerable” a la que quiere “cobrar” esa actitud a “cambio de sexo”.Y, por si fuera poco, en uno de cada dos casos las empresas “miran para otro lado” ante las actitudes hostiles y machistas. Así, el acoso sexual en el trabajo se manifiesta no sólo mediante la violencia contra las mujeres, sino en un entorno laboral sexista y un marco con abuso de poder, tanto jerárquico como de género.Forma de violenciaCasi por unanimidad, las encuestadas consideran el acoso sexual una forma de violencia contra la mujer.El “acoso leve”, el que se produce en el 90% de los casos, supone para las trabajadoras soportar un ambiente laboral “cargado” de expresiones verbales vejatorias para la mujer en general en alta voz, como chistes, piropos y comentarios con fuerte contenido sexual, gestos o insinuaciones.El acoso pasa a ser grave cuando esas actitudes se personalizan en una empleada en concreto, se le piden abiertamente relaciones sexuales, se le presiona tras una ruptura sentimental mediante preguntas sobre su vida sexual etc. Se califica de muy grave el acoso cuando una mujer es asaltada sexualmente de forma directa o es hostigada con contactos físicos no deseados, tocamientos, abrazos, besos o presiones para intimar bajo amenazas de despido o con promesas de mejora.El perfil exacto de acosada no existe. No obstante, la mayoría de las víctimas de acoso sexual son jóvenes, universitarias, solteras de 16 a 34 años y, sobre todo, aquéllas más vulnerables, como las trabajadoras inmigrantes extracomunitarias o mujeres recién separadas. El acosador suele ser casado, con hijos, de carácter infantil, caprichoso, con escasa capacidad de empatizar con los demás y conductas de menosprecio hacia la mujer. En contra de lo que suele pensarse, el acoso sexual no lo ejerce necesariamente un jefe o superior jerárquico; en el 75% de los casos la investigación ha detectado que el acoso fue ejercido por compañeros.En los sectores de la construcción y de la industria es donde más abunda el acoso sexual, sobre todo en los centros de trabajo medianos (entre 20 y 250 trabajadores) y grandes (a partir de 250 empleados).Impresión de traiciónLos compañeros de trabajo de la victima perciben que hay una relación especial entre acosador y acosada, pero la encuadran más en una relación de amistad o de privilegio que en una conducta de acoso. Esta percepción redunda en el aislamiento de la víctima.El texto explica que a la acosada “le resulta muy difícil poner nombre a lo que le está sucediendo y tarda mucho en asumir que está siendo acosada sexualmente, no sólo por la gravedad objetiva del acoso, sino por la sensación de traición y abandono de una persona por la que llegó a sentir afecto y, en ocasiones, admiración, así como por la pérdida de las prerrogativas que había disfrutado hasta ese momento”.¿Qué hacen las trabajadoras tras de sufrir acoso laboral? En los casos leves, es decir, cuando se trata de piropos o miradas, normalmente no hacen nada. Si la situación se agrava, o evitan al acosador o se enfrentan a él.La salidaMás de 40.000 trabajadoras cambiarán de empleo en los próximos meses para evitar este tipo de persecución, según estima el Instituto de la Mujer.Por otro lado, casi la mitad de las mujeres entrevistadas (43%) creen que las acosadas aguantan para no perder su empleo y que el entorno tiende a culpabilizarlas (38%), de hecho en su opinión los hombres no dan importancia a estas situaciones. También existe un 25% que cree que hay empleadas que usan el acoso en su provecho.El informe desvela que la mayor parte de las trabajadoras cuando comienzan estas situaciones las afrontan en solitario (sólo lo comenta una de cada cuatro), aunque si el acosador aumenta la gravedad de su asedio algunas buscan apoyo en amigas y compañeras.Lo más destacable, según el estudio, es que ninguna de las víctimas lo pone en conocimiento de un superior jerárquico. “Este proceder es una forma indirecta por el que la mujer acosada transmite la opinión de las enormes dificultades que tiene para acudir a la propia empresa y, en todo caso, de su falta de esperanza de que vaya a resolverse nada”, señala el informe.De hecho, las acosadas sienten que la empresa se inhibe del problema, lo banaliza o tiende a ocultarlo. Sólo un 8,3% de las mujeres que padecen acoso consideran que la empresa actúa adecuadamente.Sufrir acoso sexual conlleva además normalmente trastornos físicos y psicológicos como pesadillas, insomnio, ansiedad, miedo, palpitaciones… A pesar de esto, sólo lo hizo un 24,2% de las acosadas visitan al médico cuando estos síntomas se presentan. De ellas, un 5,8% precisó ayuda psicológica.Planes de igualdadLa normativa reciente obliga a las empresas de más de 250 empleados a desarrollar planes de igualdad. Entre sus objetivos se encuentra conseguir un principio de igualdad de trato y de oportunidades entre mujeres y hombres y la eliminación de la discriminación contra la mujer. Este principio de igualdad se garantizará tanto en el acceso a un trabajo como en las contribuciones retributivas.

 

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