Ojén, la montaña que mira al mar

Ojén, la montaña que mira al mar

Ojén, la montaña que mira al mar

Sólo unos pocos pueblos integran la privilegiada lista de una ubicación idílica que combina el paisaje propio de una villa de montaña con unas nítidas vistas al mar. Es el caso de la localidad de Ojén, situada entre la Costa del Sol Occidental y el Parque Natural de la Sierra de las Nieves. Acostado sobre la Sierra Blanca, este municipio malagueño puede presumir de tener uno de los entornos ecológicos y paisajísticos más valiosos de toda la provincia. De hecho, más del noventa por ciento de su territorio está protegido por su destacado valor biológico, a lo que hay que unir las hermosas vistas que se pueden disfrutar desde el propio núcleo. Así, destaca la panorámica desde la zona alta del pueblo, donde se aprecia con nitidez el azul del Mediterráneo, entre una amalgama de casas blancas y tejados árabes.En los alrededores, destaca como atractivo natural el Refugio del Juanar, un complejo hotelero volcado con el patrimonioecológico de esta zona. Desde allí, se pueden realizar rutas senderistas que recorren bosques de pinos, quejigos, alcornoques y pinsapos, donde habitan especies de la fauna mediterránea, como la cabra hispánica, el ciervo, el muflón, el búho real o el águila real, entre otras.Entre las plantas más curiosas se puede encontrar la orquídea olorosa, también conocida como ovejera, que abunda especialmente en estos parajes de la localidad de Ojén. Bien merece la pena darse un relajado paseo por este gran bosque mediterráneo que a escasos kilómetros de la desarrollada Costa del Sol se mantiene como uno de los mejores rincones naturales de la Sierra de las Nieves.Desde allí se puede hacer una tranquila excursión circular que parte desde el propio Refugio del Juanar o atreverse con una ruta más dura, la que sube hasta el pico de la Concha, que recompensa al viajero con increíbles vistas de esta zona privilegiada de la provincia de Málaga. Otra de las zonas interesantes desde el punto de vista ecológico es el río Almadán, donde se encuentra el ?Charco de las Viñas?. Tanto en esta poza como en sus alrededores resulta fácil encontrar distintos tipos de reptiles y anfibios.
El pueblo en sí también tiene su encanto por su arquitectura de origen andalusí. En todas sus calles abundan las coloridas macetas con las que los vecinos del municipio mantienen la identidad de típico pueblo blanco andaluz.Dando un paseo por sus calles, se alcanza a encontrar las famosas cuevas de Ojén, que antaño servían como refugio para el ganado e incluso como viviendas. Ahora, estas cavidades han sido restauradas y preparadas para el disfruto de vecinos y foráneos.
Cuando más aprieta el calor, estas cuevas se convierten en un verdadero refrigerio natural.El encanto de la plaza

La plaza principal es el verdadero corazón del pueblo, ya que, además de la iglesia de la Encarnación, incluye uno de los emblemas de Ojén, la Fuente de los Chorros, donde el agua mana para después recorrer antiguas acequias árabes.Junto a la fontana un letrero recuerda al visitante que el agua es el símbolo con el que más se identifica, gracias a la riqueza hídrica que le proporciona el complejo montañoso que deja a sus espaldas.Precisamente, en esta fuente se celebrará mañana domingo un tostón popular. Desde las once de la mañana, se sucederán distintas actividades tanto para los vecinos como para los visitantes. No faltarán actividades lúdicas tradicionales, como los juegos de la patata y de la rueda, aunque para muchos el atractivo será el gastronómico, con la degustación gratuita de castañas asadas.El Museo del Vino es otra cita obligada para el que visita esta encantadora villa malagueña. Se trata de un establecimiento donde se pueden adquirir y degustar gran variedad de caldos, desde dulces a tintos o blancos. En el inmueble, construido a finales del siglo XVIII se conservan verdaderas reliquias, entre las que destaca un antiguo alambique, donde antaño se elaboró un aguardiente que llevaba el nombre de Ojén y cuya fórmula secreta murió con su creador, Pedro Morales. Este alcohol hizo que el nombre de Ojén fuera conocido en todo el país.

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