No estás sola: historias de supervivencia para una paciente con cáncer de mama

Aún recuerdo cuando mi madre me dijo que mi tía acababa de ser diagnosticada con cáncer de mama. La familia se paralizó por un segundo. Hubo un silencio largo y luego un mar de dudas comenzaron a surgir. ¿Qué tan avanzado está? ¿Cuál va a ser el tratamiento? ¿Qué es lo que sigue? Muchas preguntas, pocas respuestas. Lo único que pudimos hacer fue volcar todo nuestro amor, comprensión y apoyo a una persona que se encontraba a punto de emprender una lucha, tal vez la más furiosa de toda su vida.

Vinieron un montón de análisis, visitas al hospital a las primeras horas del día, una biopsia, medicamento alternativo, tratamientos psicológicos, una cirugía, otra, pastillas para el dolor, metros y metros de vendaje, noches en vela… Más preguntas. La impotencia de ver a mi tía sufrir y rehusarse a ser operada nuevamente. Sólo ella y todas las mujeres que padecen cáncer de mama saben realmente por lo que están pasando. Es por eso que a veces me gustaría que supiera que no está sola, y no porque toda mi familia la apoye y la ame, sino porque allá afuera hay auténticas guerreras, como ella, alzando la bandera de la vida.

Nalie Agustin es un ejemplo de supervivencia. Fue diagnosticada con cáncer de mama a la edad de 24 años. Pasó por quimoterapias, una mastectomía, y decidió documentar su historia en su blog (nalie.ca). Nalie pasó uno de los peores años de su vida, pero hoy puede decir que lo único que le falta por vivir son sus sueños. Si quieres ver su emotiva charla, te compartimos el link aquí abajo. Puedes activar los subtítulos.

Emilia Guenechea es otro ejemplo de supervivencia. Ella recuerda que su voz interior le dijo desde un principio que algo no andaba bien con su cuerpo. Mientras se realizaba un autoexamen de senos, notó que la forma de uno de ellos había cambiado. Inmediatamente fue al doctor para realizarse una mamo-grafía, el resultado fue normal. Sin embargo, Emilia insistió hasta conseguir que le hicieran un ultrasonido. Una vez más el resultado fue normal.

Nadie quería seguir atendiéndola, pues todo parecía normal en su cuerpo, pero Emilia seguía presintiendo algo mal dentro de ella. La hija de Emilia le pidió al doctor de su madre que le hiciera una biopsia al tejido. Emilia tenía razón: tenía cáncer de mama.

Después de someterse a quimioterapias durante 6 meses, doble mastectomía y radiaciones, Emilia hoy sigue viva y tiene para todas nosotras una lección de vida: “Una de las cosas que debemos aprender las mujeres es observar nuestro cuerpo y notar si hay cambios, yo aprendí en el National Cancer Institute, donde serví por varios años y gracias a eso hoy estoy aquí”.

Elvia Carranza acababa de cumplir 40 años cuando recibió la peor noticia de su vida: tenía cáncer de mama. Fue en ese momento que entendió el porqué de las punzadas que sentía en su seno. Aquellas molestias a las que no les dio importancia durante un año por pensar que se trataba de molestias previas a la menstruación.

Lo que la hizo acudir al médico fue el pequeño agujero que se le estaba formando en el área de la aureola de un seno. Ella no lo sabía, pero su cáncer se encontraba ya en etapa II, y llevaba viviendo en su cuerpo 5 años. Su tratamiento se basó en 8 quimioterapias, cirugía, y terapias de radiación. Vio su cabello, cejas y pestañas caer, pero el amor y apoyo de su familia fueron el motor necesario para que hoy, veinte años después, todo sea un mal recuerdo.

Lucía Maclean descubrió que tenía un pequeño tumor en su seno derecho gracias a la mamo-grafía que cada año se practicaba. “Cuando me lo descubrieron, era del tamaño de una cabeza de alfiler, un puntito” recuerda Lucía. Gracias a la detección temprana el tratamiento consistió en 10 sesiones de radiación y mamo-grafías cada 6 meses. Eso no fue todo. Seis años después el cáncer volvió, obligándola a someterse a una extirpación de seno. Fue así que a sus 52 años se sometió a uno de los temores más grandes de cualquier mujer que padece cáncer de seno:  “Eso fue lo más duro, te sientes mutilada” recuerda.

Afortunadamente hoy afirma que el tiempo es su mejor aliado y junto a su hermana mayor comparte la dicha de estar viva después de un cáncer tan agresivo.

Nalie Agustin lo dijo en su plática: no te escondas. No estás sola.

Los testimonios de Emilia, Elvia y Lucía fueron recuperados del sitio web http://vidalasvegasmagazine.com/.

 

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