¿Es dopamina o amor?

¿Es dopamina o amor? Qué enorme pregunta. El cerebro dirá «Obvio es dopamina», en tanto que el corazón e incluso es probable que la razón diga, «Es amor. Todo se trata del amor».

Y la respuesta: Es dopamina y amor, juntos.

La dopamina es esa sustancia que genera nuestro cerebro, por ejemplo, en el enamoramiento. Entonces aparece la felicidad, el placer, la alegría, el gozo, el deseo sexual pero también de compaginar y compartir lo anímico, espiritual y también intelectual.

La dopamina y sus virtudes

De las sustancias que genera nuestro cerebro e incluso muchas de ellas son preventivas, pero la dopamina no está ahí rondando o circulando, se genera y aparece para fortalecer incluso nuestro sistema inmunológico, previene nuestra salud por ejemplo de apariciones frecuentes de influenza o gripa.

¿Por qué? Pocas personas siendo felices, sintiendo alegría y placer van, vamos, a contagiarnos de algo porque justo la dopamina también funge como ese escudo que nos cuida y nos previene. ¡Qué locura! Te amo dopamina.

Es ese neurotransmisor que transmite —obviando—señales desde la cabeza, cerebro, a muchas otras partes del cuerpo. También la conocemos como”la hormona de placer”, entonces ya va haciendo sentido la relevancia. O también como “molécula de la felicidad“.

Se libera cuando sentimos placer o gratificaciones como comer, escuchar música, pintar, crear arte como esculpir o escribir o tocar algún instrumento. ¡O cantando! Recitando, componiendo, creando.

Sin embargo, también hace su aparición multiplicada en ese escenario que es imprudente e incierto pero, paradójicamente, tan satisfactorio como el enamoramiento.

Esa etapa, que dicen los que saben, suele durar un máximo de 5 años y donde todo parece intempestivo pero también absolutamente exquisito como las risas, carcajadas, encuentros furtivos y, por supuesto, el placer sexual acompañado del emocional.

¿Es dopamina o amor?

¿Es dopamina o amor?

¿Cómo saberlo? ¿Cómo reconocer si es dopamina o amor? Que a veces las señales de estos neurotransmisores no siempre son claras, o quizá muchas veces son tan expresivas pero decidimos ignorarlas, ¿por conveniencia? Puede ser.

Porque a la mayoría nos parece exquisito el estado del enamoramiento que está cargado de dopamina o amor. O solo dopamina, aunque quizá la mejor versión individual la conocemos cuando es solo amor. Por supuesto amor propio capaz de compartirlo, disfrutarlo y crearlo con los demás o con una pareja.

Justamente la respuesta menos sensata si es dopamina o amor, no la tiene la ciencia. Sino las experiencias individuales de cada uno. Cada persona hemos experimentado —o habremos de experimentar—quizá en más de una ocasión el amor en versión enamoramiento.

Entonces, si es dopamina o amor es una decisión, como casi todo en la vida, individual. Que nos gusta estar en esa escena que nos deja en vilo o en completa alegría al finalizar una llamada, al recibir un mensaje en ese daily chat que se ha vuelto un ritual —casi—sagrado donde con vehemencia pero también con mucho ánimo lo alimentamos cada día.

El amor debe de ir acompañado de dopamina

En el riguroso caso que sí, que si haya amor, uno de los mejores placeres habrá de ser vivir el enamoramiento cargado de dopamina y de todas esas funciones que conectan al cerebro con el cuerpo para darle motivación y otras funciones vitales que se asocian, dichosamente con la felicidad.

Entonces el amor lleva siempre esa parte irracional que leemos repetidamente en las novelas de amor, sí. Sin embargo también es esa necesidad que va acompañada de deseo, la pasión, el placer y gozo físico asociado a lo sexual que nos hace sucumbir —o eso creemos—al amor.

Al amor romántico. A ese estado que continuamente estamos buscando porque además es necesario para la existencia de la humanidad. ¿Es para todos el amor? No, pero la dopamina sí. Esa la autogeneramos nosotras y nosotros mismos y nos permite sentir ese auto placer y autocomplacencia sin necesidad de acudir a alguien, algunos más. Practícala, sé lo que te digo.

Sobre todo practica el amor.

amor de pareja